Por motivos de trabajo últimamente me
he tenido que informar bastante acerca de la figura del emprendedor
social, que parece estar de moda.
Como innovación, respecto a la
filosofía “clásica” de la empresa tradicional, me parece un
concepto interesante, aunque por otra parte me genera cierta
inquietud, ya que es una figura que nace a la sombra de muchas cuestiones que tradicionalmente han sido
mal gestionadas.
Por ejemplo, si hubiésemos sabido
gestionar nuestros recursos naturales con mayor responsabilidad,
muchos de los perfiles del emprendimiento social ecológico no
tendrían hoy sentido, ni serían novedad, ya que son fórmulas de
negocio que responden al sentido común que nos lleva a pensar que en
efecto, proteger el medio ambiente es algo importante (me sorprende
cuánto hemos tardado en darnos cuenta, si es que ya nos hemos
enterado...).
Por supuesto, más vale tarde que
nunca, y el emprendimiento social tiene cada vez más sentido en una
sociedad con cada vez más carencias sociales, más necesidades y más
preocupaciones. Puede que el emprendedor social también venga de la
mano de una sociedad, en términos generales, más concienciada, más
responsable, más formada e informada.
Muchas veces pienso que lo que llaman
emprendimiento social para mí solo significa “cosas bien hechas”,
y no es que debieran estar de moda, sino que hace mucho que deberían
de ser la tónica y no la excepción. Por ejemplo, el periodismo
solidario parece estar en auge y actualmente surgen muchos modelos de
emprendimiento social basados en esta filosofía pero, ¿no se trata
la solidaridad de un valor que debería ser intrínseco al
periodismo? Detrás de la solidaridad está la capacidad para
reconocer los problemas ajenos, de jerarquizarlos y de tratarlos
adecuadamente, ¿no son esas cualidades las únicas que pueden
provocar que el periodismo se ponga a servicio del pueblo?
Me gusta el concepto de emprendedor
social, pero no me gustaría que supusiera simplemente una moda a la
que apuntarse para seguir ganando dinero con temáticas demasiado
nobles y que no se han hecho para la mera rentabilidad. Se supone que
el lucro no es, en última instancia, el objetivo de un emprendedor
social. Aunque ya suponemos que tampoco quieren perder dinero, no
deberían meterse en ese entorno para hacerse millonarios. La
creación de valor social desde la empresa, ¿podría pasar de moda a
sistema?
Alba Sánchez
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